El papel de las mujeres en la independencia de América, tal como nos lo presentaba la tradición, se redujo a la realización de tareas como la confección de uniformes y banderas, acompañantes de los ejércitos, cocineras o prostitutas y, en el mejor de los casos, enfermeras e incluso espías. Casi nunca se reseñaron otras actividades: guerrilleras, líderes y dirigentes, que las hubo (el caso de la mexicana Antonia Nava, llamada "La Generala" que reclutó un ejército con el que luchó y al que defendió con ejemplar valentía, o el de la chilena Javiera Carrera, que no sólo apoya sus hermanos, sino que organiza la Primera Junta de Gobierno en su país). Para nada se destaca su papel de consejeras, capaces de opinar y desenvolverse al mismo nivel que los hombres en las intrigas políticas.
viernes, 9 de abril de 2010
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